Yoga es unión: la palabra “yoga” viene de la raíz sánscrita “yug”, que se puede traducir como ligar, unir, “poner un yugo”….¿a qué? al cuerpo y a la mente para que permanezcan en el momento presente, al servicio de la consciencia.
La finalidad del yoga es integrar los diferentes aspectos de nuestra existencia: físico, mental, emocional y espiritual.
Así mismo, yoga es unión con el ahora, con el momento presente.
En lugar de desperdiciar nuestra energía y generar una gran cantidad de sufrimiento proyectando la mente en el pasado, sobre el que no podemos actuar, o en el futuro, que todavía no existe, el yoga nos introduce en el arte de estar presentes, conectado profundamente con lo real, que es el ahora y encontrando en él una fuente de calma y libertad: aquí y ahora, todo está bien como está.
Por último, yoga es unión en un sentido trascendente: la gran liberación, que constituye la meta del yoga, es la superación de la dualidad: la ilusión de ser seres separados del resto de la existencia, cuando en realidad todo es uno, todo está en el todo. Está verdad se expresa en múltiples aforismos de la tradición yóguica, como estos:
“Tat tvam asi”: tú eres eso
Upanishad Chandogya
“Hari om tat sat”: la consciencia universal y todo cuanto existe son una misma cosa.
Paramhamsa Swami Satyananda
El propio mantra OMM es una metáfora de la totalidad y la unicidad de cuanto existe. Representa el sonido primordial, la vibración primera a través de la cual comienza la manifestación (el big bang que dice la ciencia).
Esta perspectiva, que identifica la ilusión de separación con la ignorancia generada por la identificación exclusiva con el ego individual, no es única del yoga, sino que es compartida por la práctica totalidad de las tradiciones sapienciales. El poeta y místico sufí Hazrat Inayat Kahn expresa la misma idea con estas bellas palabras:
“El conocimiento de la pluralidad comienza la vida, pero en la conciencia de la unidad está su culminación”.
Así pues, el yoga ayuda a armonizar el cuerpo, la respiración, la mente, la sabiduría y el espíritu.
No obstante, la forma en que se concreta esa armonización es única para cada persona en los diferentes momentos de su vida, puesto que cada ser humano es único y está en constante transformación.
Una buena práctica de yoga debe apoyar esa transformación, adaptándose a lo que cada quien necesita en ese momento, ya que como dijo Iyengar, el gran maestro y divulgador del yoga, “es la práctica la que pertenece a la persona y no la persona a la práctica”.
Por eso, el principal papel de l@s profesor@s es acompañar a sus alumn@s en su camino en el yoga, como proceso para despertar al propio ser.
El yoga no es una práctica para alcanzar una meta, sino un proceso interminable de autodescubrimiento y autotransformación. Un proceso en el que l@s maestr@s son guías que ofrecen a cada estudiante un estímulo intuitivo durante el recorrido de su propia senda.
Mark Stephens, Secuencias de Yoga, Sirio 2012
Por eso en Yogatropía creemos que la enseñanza del yoga implica a partes iguales técnica y creatividad, para diseñar secuencias que plasmen sus diferentes elementos (filosofía, biomecánica, requerimientos energéticos y efectos de asana, savasana y pranayama) y al mismo tiempo puedan adaptarse a las necesidades e intereses de cada persona, para ofrecer prácticas seguras y con sentido.